Intervención sindical y medio ambiente en la
empresa
Las empresas y centros de trabajo constituyen un ámbito de
intervención clave, como corresponsables de la situación creada y, a su vez,
como vector clave para una transición ecológica que cambie las pautas del
actual modelo de producción y consumo. Por ello CCOO ha elaborado el “Manual
básico de intervención sindical en medio ambiente en el ámbito de las empresas,
Administraciones públicas y centros de trabajo”.
El cambio
climático, junto a la escasez de recursos y materias primas y la
degradación del medio ambiente, nos sitúa ante la necesidad de un cambio
trascendente en el actual modelo económico, productivo y de consumo.
Se trata de un reto de enorme magnitud que, tal y como
recoge el manifiesto Alerta de los científicos del mundo
sobre una emergencia climática, recientemente publicado
y firmado por más de 11.000 expertos y expertas, debe implicar el
establecimiento de una economía libre de emisiones de dióxido de carbono, la
reforma del sector energético, la reducción de los contaminantes de corta
duración, el restablecimiento de los ecosistemas, la optimización del sistema
de alimentación y una población humana estable.
Estas metas requerirán de transformaciones
enormes en la forma en que funciona nuestra sociedad y
en la manera en la que interactúa con los ecosistemas naturales.
Una transformación que implicará cambios rápidos y de gran impacto
en la industria, la agricultura, la energía, la construcción, el turismo, el
transporte, etc. y que, desde la perspectiva del mundo del trabajo,
también representa un importante reto: según la Organización Internacional del
Trabajo, al menos la mitad de la fuerza laboral mundial – equivalente a 1.500
millones de personas – está afectada por la transición hacia una economía más
verde.
Lo anterior
pone en evidencia que la defensa de los puestos de trabajo está cada vez
más ligada a la sostenibilidad ambiental de las empresas y a la respuesta
y adaptación de estas ante los cambios que se avecinan.
Ante este
escenario y desde una responsabilidad compartida, Administraciones públicas,
partidos políticos, organizaciones sindicales y empresariales, organizaciones
sociales, ciudadanía y personas trabajadoras, cada uno en su ámbito de
actuación, deben asumir su compromiso y adoptar las medidas y
comportamientos necesarios para dar respuesta a esta situación de emergencia
climática que amenaza nuestra forma de vida, nuestro futuro y el de las generaciones
venideras.
En este
contexto, las empresas y centros de trabajo constituyen un ámbito de
intervención clave, como corresponsables de la situación creada y, a su
vez, como vector clave para una transición ecológica que cambie las
pautas del actual modelo de producción y consumo.
Para ello,
la implicación de los trabajadores y trabajadoras y sus representantes
sindicales es fundamental. Como sujetos centrales del proceso productivo,
cualquier medida de mejora ambiental que se pretenda implantar en los centros
de trabajo deberá contar con su participación para garantizar la eficacia de
las mismas.
Pero para
que esta implicación se pueda materializar con garantías, es fundamental el
reconocimiento de competencias ambientales entre la representación
legal de trabajadores y trabajadoras, así como el despliegue de los
medios e instrumentos para que su participación se pueda dar de la manera más
amplia y efectiva.
Por tanto, y desde la perspectiva de la responsabilidad
sindical ante un contexto de profundos cambios y de gran impacto en el mundo
laboral, la máxima prioridad de la representación sindical en el marco de la
intervención ambiental en los centros de trabajo debe ser plasmar, en la
negociación colectiva o acuerdos de empresa, el reconocimiento de facultades,
derechos y obligaciones para participar en los aspectos ambientales. Y para
ello, la figura sindical a reivindicar debe ser el delegado
o delegada de medio ambiente.
En
ocasiones, la realidad de los centros de trabajo y la complejidad de los
procesos de negociación puede dificultar esta designación, pero esto no
debe ser impedimento para plantear, en todo caso, que sea otra figura u
órgano de representación (delegado de personal, delegado de prevención, Comité
de empresa, Junta de personal,…) quién ostente estas competencias ambientales.
Junto al reconocimiento de estas competencias ambientales, el acceso
a la información ambiental relacionada con la actividad
de las empresas y centros de trabajo es un elemento clave en el proceso de
participación de la representación sindical en las cuestiones ambientales.
Por ello,
esta debe ser otra de las premisas en la intervención sindical en las
cuestiones ambientales en empresas y centros de trabajo. Y en el supuesto
de que el derecho a participar en los temas ambientales se plasme en la
negociación colectiva o acuerdos voluntarios, el acceso a la información
ambiental deberá ser un elemento clave entre las competencias que se
acuerden.
Pero si el acceso a la información ambiental es una cuestión crucial
para el ejercicio de competencias en materia ambiental, también lo es el que
haya una clara y definida interlocución con la empresa. Este
hecho es fundamental para establecer el diálogo necesario en estas cuestiones.
Por lo tanto, a la vez que se plantean y proponen el reconocimiento de
competencias y obligaciones de la representación legal de los trabajadores en
temas ambientales, también se debe solicitar a la empresa la designación de
personas que desempeñen estas labores en representación de la empresa. Si estas
competencias se alcanzan a través de la negociación colectiva, será necesario
incluir en el convenio, pacto o acuerdo una mención expresa a esta designación
por parte de la empresa.
Conviene tener muy en cuenta que no será posible el despliegue
efectivo de una nueva generación de derechos ambientales de los trabajadores y
trabajadoras, aunque se reconozcan en la negociación colectiva y/o en las
leyes, si los sujetos individual y colectivamente considerados no son capaces
de ejercerlos y de asumir las obligaciones derivadas de los mismos. Ello
nos sitúa, como representantes legales de los trabajadores y trabajadoras,
ante la necesidad y obligación de impulsar en paralelo no sólo acciones
de sensibilización, absolutamente necesarias, sino planes de
formación que, tanto en el plano profesional como en el sindical,
permitan disponer de conocimientos y criterios a los trabajadores y sus
representantes. Por tanto, es fundamental garantizar la formación adecuada de
todos los trabajadores en relación con el impacto ambiental de su puesto de
trabajo y, en el caso de los representantes legales, esta formación se deberá
ajustar, además, a las necesidades derivadas de sus responsabilidades.
Para impulsar este proceso de intervención sindical en los temas
ambientales, la Secretaría Confederal de Medio Ambiente y Movilidad de
CCOO, con el apoyo técnico de ISTAS-CCOO, ha lanzado la campaña “Impulsa
la Transición”, con la que pretende abrir el debate de la transición
ecológica en las empresas e impulsar el reconocimiento generalizado de la
figura del delegado/delegada de medio ambiente. Asimismo, pretende
responder a la necesidad de seguir dando herramientas a los trabajadores y sus
representantes para el despliegue efectivo de actuaciones y propuestas
para colaborar en la acción climática en los centros de trabajo y en la
gestión de sus riesgos e impactos ambientales.
Entre los distintos materiales elaborados en el marco de esta
iniciativa destaca, por su carácter práctico y orientativo, el “Manual básico de
intervención sindical en medio ambiente en el ámbito de las empresas,
Administraciones públicas y centros de trabajo”. En el mismo,
además de desarrollar de manera exhaustiva los elementos clave resumidos en
este artículo, se proporcionan una serie de orientaciones y pautas para
colaborar en la mejora ambiental en los centros de trabajo a partir de la
intervención de los trabajadores y sus representantes en una serie de aspectos
ambientales clave como son el cambio climático y energía, agua, movilidad
sostenible y políticas de compras verdes y socialmente responsables.