jueves, 6 de octubre de 2016

Cepsa compró Coastal con la trama de su expresidente, Khadem Al-Qubaisi

Rubén Esteller

8:08 - 5/10/2016 (informacion de el economista.com)
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El expresidente de Cepsa, Khadem Al-Qubaisi.
El expresidente de Cepsa, Khadem Al-Qubaisi, utilizó a uno de sus socios habituales en un presunto delito de lavado de dinero, que investiga el FBI en Estados Unidos, para cerrar en un tiempo récord la compra de Coastal Energy en 2014.
Jho Low, un joven ejecutivo de 26 años y que puede convertirse en uno de los hombres más buscados por la justicia americana, fue presentado como socio inversor de la petrolera española a través de su sociedad Strategic Resources Global (SRG) en una operación que recibió el visto bueno de todo el consejo de la española, así como todas las aprobaciones de los organismos reguladores y supervisores.
El exjefe de Ipic, el fondo de Abu Dhabi, se sirvió de los contactos en Malasia de Low -que le han permitido hacer desaparecer entre 3.500 millones y 7.000 millones de dólares, según la investigación del abogado general del país y del FBI- para desembarcar en la petrolera por 1.630 millones de euros, una cantidad inferior a la oferta recibida por la misma compañía apenas un año antes.
Coastal tuvo una oferta de Petarmina a 23 dólares por acción, pero la operación acabó cerrándose a 19 dólares en una época en la que los precios del petróleo aún no habían comenzado su declino.
Cepsa cerró la compra en un tiempo récord. Tal y como figura en las cuentas de Ipic de 2014, la operación comenzó el 18 de noviembre de 2013 con un acuerdo de fusión que se dio por cerrado a mediados de diciembre. La Junta de Coastal del 6 de enero de 2014 aprobó la adquisición y la compra se completó e hizo efectiva el 17 de enero, es decir, todo en apenas dos meses.
Cepsa explicó a elEconomista que "SRG fue un socio estratégico que ayudó a identificar una oportunidad de compra de la compañía asiática dedicada al negocio de exploración y producción" y defiende la actuación llevada a cabo por el "amplio conocimiento del mercado energético asiático, donde Cepsa no operaba en aquel momento y porque encajaba con sus planes de expansión internacional".
En estos momentos, según explicó Cepsa, "Coastal está 100 por cien integrada en la estructura de negocio de la compañía, dado que dicho vehículo fue absorbido por una sociedad holding íntegramente participada por el Grupo Cepsa".
La petrolera no quiso aclarar la forma en que el polémico socio Jho Low dejó de ser un "inversor" en Coastal, ni los detalles de la presunta financiación que este magnate malasio -ligado al primer ministro del país- pudo aportar. La compañía se limitó a decir que, en cualquier caso, la posición de la compañía siempre fue mayoritaria.
La operación, no obstante, ha entrado en el radar de las investigaciones judiciales, puesto que SGR ha sido utilizada también para otras compras, mientras en España el Servicio para la lucha contra el blanqueo de capitales (Sepblac) está siguiendo las operaciones del expresidente de Cepsa. En la nota de prensa de la operación sobre Coastal -que no está ya alojada en la web de la petrolera española- Low era presentado simplemente como portavoz de SRG para asegurar que "estamos entusiasmados de poder invertir en Coastal. Nuestras buenas relaciones en esta zona de Asia, unido a la fortaleza de Cepsa en la actividad de exploración y producción creemos que hará crecer la huella de Coastal en Asia y fortalecer sus operaciones".
El nombre de SRG, además, no resulta un detalle baladí ya que la trama en la que están inmersos tanto Al-Qubaisi como Jho Low han utilizado nombres similares a los de empresas existentes (SRC es un filial de Aabar, otro fondo de Abu Dhabi) para poder desviar el dinero del fondo de Malasia 1MDB sin levantar sospechas.
En los folletos presentados a los organismos reguladores, Cepsa no facilitó en ningún momento la participación de SRG, ni la aportación a la financiación de esta operación. No obstante, la compañía a preguntas de este diario, indicó que el dato no era público, "pero la aportación de Cepsa a la operación fue mayoritaria".
La compra de Coastal se realizó a través de Condor Energy, una sociedad radicada en las Islas Cayman y controlada por Cepsa, en la que aseguraban Strategic Resources (Global) Limited era un inversor sin aportar detalles.
Para llevar a cabo la operación, la petrolera contó con la colaboración de Goldman Sachs, una de las entidades que han formado parte del entramado que ha servido para desviar dinero del fondo de Malasia y que ha generado un escándalo financiero internacional de enormes proporciones, que ha acabado con la detención en agosto pasado de Al-Qubaisi en Abu Dhabi.
Ipic (International Petroleum Investment Company) anunció apenas unos días después de conocerse la investigación del FBI -el 29 de junio- su intención de fusionarse con el fondo Mubadala, en una unión que está previsto que pueda culminarse en el primer trimestre de 2017. Entre tanto, el fondo de Abu Dhabi y el de Malasia se enfrentan en un duro arbitraje por las garantías cruzadas que presuntamente se otorgaron, tal y como se desprende de la información presentada ante la Bolsa de Londres.
Las cantidades del presunto fraude son astronómicas. Según la Justicia de EEUU, la cifra podría ascender a 3.500 millones de dólares pero el auditor general de Malasia lleva esta cantidad hasta los 7.000 millones de dólares, en un informe que el propio Gobierno del país ha declarado secreto. De hecho, varios políticos malayos han presentado ya una class action en el Juzgado del Distrito Sur de Nueva York para poder reclamar daños patrimoniales.
En las cuentas presentadas por Ipic sobre el año 2015, el holding inversor acaba de realizar un importante recorte de la valoración de los activos de Coastal. La compañía ha reducido en 615 millones, cerca de un tercio del valor de adquisición de la compañía. Cepsa indicó que "desconoce y no interviene de ningún modo en la gestión de las cuentas de Ipic".
La petrolera quiso añadir que la operación de Coastal se presentó como una oportunidad de crecimiento y que pasó todas las aprobaciones regulatorias necesarias, incluidas las de su propio consejo de administración.
El agente especial del FBI, Robert B. Heuchling, ha realizado una profunda investigación sobre la trama de blanqueo de capitales en la que estarían envueltos tanto el ex presidente de la petrolera española como su socio en la compra de Coastal. Este reconocido conseguidor saltó a la fama en Nueva York por aparecer con algunas de las más importantes celebrities como Paris Hilton, Leonardo di Caprio así como por sus múltiples gastos en algunos de los hoteles más conocidos de Las Vegas.
Según el informe, remitido al Juzgado del Distrito Central de California, al que tuvo acceso elEconomista, los implicados en esta trama habrían desviado cerca de 3.500 millones de dólares, pero el departamento de Justicia americano se ha propuesto recuperar unos 1.000 millones por las operaciones llevadas a cabo en su territorio y que van desde la compra de hoteles de lujo, mansiones en Nueva York, Beverly Hills o Los Angeles a la de una yate o un avión (todas las ilustraciones y el valor de las operaciones) mediante una serie de traspasos de dinero a través de paraisos fiscales.
El pasado 20 de julio, la abogada general del Departamento de Justicia de EEUU, Loretta E. Lynch; el director general del FBI, Andrew McCabe, así como varios responsables más de la lucha contra el crimen presentaron en rueda de prensa la investigación realizada por un grupo especial dedicado a la lucha contra el blanqueo de capitales (Kreptocrazy).
La investigación analiza el desvío de dinero producido desde el fondo de Malasia, 1MDB a empresas realacionadas con Jho Low y con Al Qubaisi.
Entretanto, Al-Qubaisi cerró la semana pasada un nuevo pelotazo con la venta de la Torre Cepsa a Pontegadea. La sociedad del directivo, Muscari firmó una opción de compra con Bankia por 400 millones y la ha vendido por 490 millones, gracias a un crédito puente que Bankinter le ha concedido.

Negocios cruzados

Qubaisi llenó Madrid de rumores a los pocos meses de su llegada a Cepsa. Se especuló con un piso privado de lujo en la Torre Cepsa, pero también de su pasión por los motores de altas cilindradas.
Qubaisi compró un 20% del equipo Toro Rosso de Fórmula 1 y rápidamente aprovechó su cargo en Ipic para imponer un patrocinio al mismo a tres de sus filiales: Cepsa, Novachemical y Falcon Bank. Tras la salida del polémico directivo, Cepsa renunció rápidamente a seguir apoyando al equipo, que contaba con un corredor español, Carlos Sainz.
Al-Qubaisi tambien quiso posicionarse rápidamente en la escena pública madrileña y firmó un millonario contrato para patrocinar la reforma del estadio Santiago Bernabéu por una cifra astronómica de 450 millones, lo que le sirvió para codearse con algunos de los empresarios más conocidos de la capital, como Florentino Pérez, presidente del club blanco y de ACS.

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