Recientemente he leído un artículo que hablaba de que actualmente nos damos
cuenta de que poco a poco la tecnología tiende a separarnos de nuestros propios
actos, de nuestra responsabilidad sobre ellos y lo peor, de su gravedad moral.
En muchas decisiones muy importantes y críticas lo que tiene delante quien las
toma es un botón que no cuesta nada apretar. Así que uno aprieta el botón y se
desentiende de lo que pasa al otro lado del cable al que está unido. Y lo que
sucede es que al otro extremo del cable hay alguien que cumplirá la orden pero
tampoco se responsabilizará de sus actos porque no lo realiza a título
personal. Es terrible, no se debería poder hacer daño a otra persona sin sentir
su dolor y cargarlo para siempre en la memoria.
Y se me ha ido la mente a trasponer esta situación a un documento en blanco
(el papel lo aguanta todo), donde se regulan situaciones que nos afectan a los
trabajadores. Y concretamente se me fue al procedimiento donde se regula el
MIDE (herramienta para valorar capacidades), no sé por qué. Qué bueno sería que
quien escribe y regula ciertos temas tan sensibles hiciera esta reflexión pero
sobre todo la hiciera quien lo aplica después, quien también alegará que no lo
hace a título personal por lo que no es responsable tampoco. Ahí ya
personalizamos, aun así nos ponen una mala valoración pero no es
responsabilidad de nadie.
No nos olvidemos que las cuentas de resultados de las empresas las consiguen las personas.
(articulo opinion de un trabajador)