No es ninguna idea descabellada. El hartazgo que podemos tener en el día a día y más si cabe en estos meses donde el on-line es constante, PROPONEMOS como dice el título UN RETO:
¿y si un viernes al mes (por ejemplo) no tenemos ninguna reunión?
El Instituto Francés de Opinión Pública (IFOP) calcula
que pasamos más de un tercio de nuestra vida laboral metidos en reuniones
El coste emocional y económico de la “reunionitis” (así lo llaman) en su parte negativa del término, podría ser por tanto bastante alto.
¿Cuánto cuesta económicamente el tiempo que “perdemos”
en cada reunión? y/o
¿Cuánto cuesta emocionalmente el tiempo que “perdemos”
en cada reunión?
Hablamos de “PERDER EL TIEMPO”, porque es demostrable que pasado un cierto número de horas/minutos las Reuniones se convierten en IMPRODUCTIVAS así como su sinónimo llamado “presencialismo”, todo en el mismo coctel del ratio decreciente de productividad metido en la misma coctelera.
BBVA decidió tomar cartas al respecto y limitó sus reuniones a 45 minutos (expansión noviembre 2019) y cerrar sus oficinas a las 19 horas de cada día (evitando presencialismo). Una medida que se ha demostrado acertada.
Ocurre con frecuencia que las reuniones se utilizan como la única herramienta de colaboración, pero que evidentemente son fácilmente sustitutivas por un sencillo correo electrónico. En otras ocasiones la finalidad no está clara y se convierten en un divagar interminable o un marcar las fronteras de cada ego ¿nos suena? En definitiva, a menudo quienes están en las mismas se preguntan ¿Qué pintamos en esto?
En Estados Unidos, donde se han hecho gran cantidad de estudios al respecto, se asume que el costo del tiempo perdido en reuniones innecesarias es de 37 mil millones de dólares al año en costos salariales. Esto considera que el 76% de las reuniones son realmente un desperdicio de tiempo. Adicionalmente, un estudio realizado por Cliff Scott publicado en el MIT Sloan Management Review señala que las reuniones han aumentado en longitud y en frecuencia en 50 años, sin que eso se traduzca en un aumento en productividad, lo que indica que estamos cada vez empleando más tiempo en una actividad que en su gran mayoría es poco productiva.Las reuniones son como esos vampiros del tiempo donde se comen la productividad y la energía de los trabajadores. Por experiencia sabemos que tras una reunión sale otra y otra y otra más.
Al final uno se pregunta ¿Qué he trabajado? O ¿mi trabajo es estar reunido?
Es difícil conseguir datos concretos de los costes en
cada sociedad; CEPSA no es diferente a las mismas pero, tan sólo habrá que
hacer una simple regla de tres:
¿Cuántas reuniones EFECTIVAS HE TENIDO EN EL DÍA DE
HOY?, ¿Cuántas horas innecesarias empleamos en el motivo real de tal reunión?
Si efectivamente y tal y como dicen distintos expertos, técnicos etc., Si con 45 minutos de una reunión bien presentada, bien argumentada y por supuesto bien concretada, con su posible seguimiento ¿para qué queremos emplear más tiempo?
Volvemos al comienzo: ¿Y si dedicamos un día del mes a
NO TENER REUNIONES? Lo mismo hasta nos sorprendemos del aumento de ratio
efectividad.
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